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Mostrando entradas con la etiqueta Boca. Mostrar todas las entradas
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TIGRE 0 BOCA 0

ASI NO LO VAS A ALCANZAR
Boca mereció ganar para quedar a tres de la punta, pero Figueroa, el nueve que va en la ruta de Palermo, erró un gol insólito y le anularon mal otro. ¡Es una Lucho!
Párenlos...", fue la gráfica exclamación de un plateísta desesperado. Boca había arrancado con la determinación de los hambrientos, con la resolución de los confiados. El rubio que no es Palermo pero que multiplica su voracidad, la había mandado alta, apenas lanzado el pleito. Y ahora, a los 6', miraba cómo el Krupoviesa que no sólo se dedica a meter caños, direccionaba la mira y la condimentaba con picante. Islas macaneó: no retuvo. Y ese rubio de escaso pelo la hizo como exige el manual, salvo el toque final: le dio demasiado abajo, la devolvió el horizontal.
El mejor Boca. La culpa era de Gaitán. Desde su deambular por el lateral zurdo, manejó los hilos el rato en que su equipo atosigó. Pero el talentoso pibe y su equipo se fueron derritiendo en la tarde bochornosa, y Gracián no aceptó el convite. Cuando el 28 retomó aire y se situó como raro segundo enganche, comodín en la conducción, su DT lo cambió por Mouche, y mantuvo a un reemplazante de Román con menos méritos para seguir en cancha.
Un rato antes, el rubio apellido Figueroa había recibido una sesión de fantasía de Gracián. Su resolución fue exquisita y eficaz. Pero no lo fue la mirada del línea que marcó un offside que no fue. Un rato después, Palermo la hizo correr por la línea para que alguno la empujara, pero nadie estaba para tal faena.
El otro Boca. Sí, con jerarquía, Forlin con se hace patrón de la última línea. Roncaglia también, aunque apelando a rispideces que lo deslucen. Battaglia pone siempre el alma, vaya novedad... Vargas auxilia mientras le da el cuero. Boca padece de intermitencias, pero aún así es más, bastante más, que un Tigre al que primero le cuesta horrores dar pases de mínima precisión, luego acierta a pararse muy atrás, pero con alguna solidez, asentado en Castaño y Paparatto. Y hasta emparcha con el sacrificio de los que menos saben, la abulia exasperante de algunos y la tozudez por el lucimiento personal de otros...
Todo estaba a pedir de Boca. Pero... Goles que no hace, conductores que no conducen, alternativas que sirven por un lapso menor de lo requerido. Cambios raros. El calor. El árbitro que le pita mal. ¿Grageas que contribuyeron a que no ganara? ¿Sólo excusas? Debió hacerlo. Lo mereció. Pero se le escapó como el agua entre los dedos. Ese punto que le descontó a Lanús suena escaso. Así no lo va a alcanzar.

LOS PARTIDO DE HOY

TIGRE Vs. BOCA
RIVER Vs. SAN MARTIN(T)
HURACAN Vs. LANUS
COLON Vs. SAN LORENZO
ESTUDIANTES Vs. RACING

BOCA 3 ARGENTINOS 0

SE LO SACÓ DE ENCIMA
Con Román como figura en su primer partido tras la pelea con Maradona, el Xeneize goleó al Bicho y avisó que está vivo en la pelea por el Clausura. Forlín, Figueroa y Palacio hicieron los goles. La gente eligió a un ídolo: bancó a Riquelme y se la agarró con el DT de la Selección.
Como el primer día. Como aquel regreso triunfal en el 2007. Como si el romance se hubiese renovado, después de la declaración de monogamia, eso de que ahora sólo representa una sola camiseta. Y la confirmación. De que ante la dicotomía, la gente lo eligió a él. De que hoy, con esa decisión de abandonar la Selección, ocupa quizá el lugar más alto entre los ídolos. Imposible saberlo, o negar el voto popular, si no se estuvo en la Bombonera, si no se pudo sentir en la piel el grito de guerra que cambió de apellido, ya no para alargar la o, si no la e, de Riquelme. El fuego en las gargantas para entonar su nombre, para dejar en claro, a quién quiera oír, que si había que elegir, Boca estaba con Román. Y hay amor para rato...
Al tipo le cuesta andar mostrando por ahí sus emociones. Disimula, siempre, con una sonrisa al paso, una minuta. Pero ayer fue genuina esa felicidad y hasta la sensación de victoria. No debe haber tenido tiempo de leer cada una de las banderas que llevaron los hinchas, motu proprio. Hubo camisetas de la Selección con su 10 estampado, trapos de todos los colores, y uno especial: el que llevó su familia ("Papá para nosotros sos de 10", firmada por sus hijos) y colgó en su palco, justo arriba del de Diego, que estuvo vacío, consecuencia de ese divorcio en el que, en la repartija de bienes, la Bombonera quedó para Román. Y una foto, un cuadro colgado en una pared de ese palco: un abrazo entre ellos, en aquellos tiempos felices.
"Fue increíble, va a ser un día inolvidable, emocionante. La gente me dio su apoyo, su cariño. Ellos saben que doy el máximo, es mi club, mi camiseta, intentaré dar lo máximo para darles más alegrías", puso en palabras el 10 después de haber dicho lo mismo con los pies. Porque ayer, taco al margen, le alcanzó para jugar su mejor partido en el 2009. Cuando en el arranque, clavó la pelota en el travesaño, encendió, otra vez, la ovación de sus hinchas, que lo aplaudieron cada vez que mimó la pelota. El único que le robó un ratito fue Lucho Figueroa, su amigo, al que abrazó por su gol, que sintió como propio.
Al minuto del segundo tiempo, explotó la cancha de nuevo, como cuando salió al campo o la voz del estadio pronunció su apellido. Pone la piel de pollo que el enganche se saque a tres tipos de encima y siga corriendo, buscando su propio grito, como en el primer tiempo, el de desahogo, de bronca, de guerra, como el de la gente. Metió un taco (en el arranque de la jugada del gol de Palacio) y latió la Bombonera: "La Selección, la Selección, se va a la p... que lo parió". Suenan los bombos y las cornetas como una sinfonía. "Ahí están, ahí están, renuncien todos, volvé Román". "Román es de Boca, de Boca y nada más". ¿Quedó claro?

LOS PARTIDO DE HOY

LAS PREVIAS

VELEZ Vs. RIVER


NEWELL`S Vs. HURACAN


RACING Vs. GODOY CRUZ


BOCA Vs. ARGENTINOS

REQUELME RENUNCIO A LA SELECCION

"Me duele en el alma decir que me voy a perder el Mundial", dijo. Pero aseguró que con Diego tienen "ideas y códigos distintos". El DT lo había criticado públicamente

LOS HINCHAS DE BOCA FUERON A BANCAR A ROMAN

INDEPENDIENTE 2 BOCA 0

APARECIÓ EL ROLFI
 El Rolfi metió el mejor caño del torneo y la clavó en un ángulo. ¿Que no juega los clásicos? En este Clausura ya sometió a Racing y ayer se cargó al campeón.
Saludó a Riquelme y se fue para el medio de la cancha. Montenegro no sabía que el 10 del día iba a ser él. No se lo podía imaginar porque nadie puede imaginarse ese caño, ese cañonazo, ese gol que le puso nombre y apellido a un partido hasta ahí huérfano de figuras.
¿Qué fue más lindo? ¿El caño? ¿El cañonazo? ¿Habérselo hecho a Boca?
El caño. Daniel Montenegro, el Rolfi, que se hizo jugador en esa cancha, el que acusan de no comprometerse en los partidos comprometedores, el que lleva la camiseta que usó el Bocha... tiró un caño pisando la pelota que seguramente quedará en la historia. Vargas todavía intentaba cerrar las piernas y el 10 ya le había sacado dos metros de distancia.
El cañonazo. Tuvo control para acercarse al arco sin que los pozos lo traicionaran y le dio de lleno, de adentro hacia afuera para clavarla casi en el ángulo izquierdo del Pato. Y para agregarle belleza, la pelota dio en el palo y entró.
Algunos insisten en que todos los goles valen lo mismo... ¿Pero cuánto cambió Montenegro e Independiente con ese gol? Mucho, sobre todo porque cumplió con lo que se le pide a un capitán y líder: que aparezca en las difíciles. Y el Rojo ardía en llamas. Fino, rápido, incisivo, el Rolfi arrancó su juego bien recostado por izquierda y bailó a Ibarra. Ni siquiera en el mal momento del equipo, durante el primer tiempo, dejó de ser el eje. Una imagen alcanzó para entenderlo. Moreno, en su desconcierto táctico habitual, empezó a seguir a Vargas casi hasta campo propio. El grito del 10 se hizo escuchar y el punta volvió al ataque.
Ese líder-referente debía hacerse cargo de una historia torcida. "Nos agarraron desprevenidos. Sabíamos que los teníamos que presionar porque iban a cansarse y en el segundo tiempo lo hicimos. Se agrupaban bien y era cuestión de encontrar algo extra...", analizó. Extra que llegó en forma de caño.
A partir de gol, el gran mérito de Montenegro fue encontrar los espacios que obligadamente dejaba Boca en desventaja en el resultado y con un jugador menos. Con metros para meter el cambio de velocidad, desbordó y asistió a Mazzola. Generó infracciones y se adueñó del juego. La pelota pasaba sí o sí por él. "Creo que nos falta regularidad. Hoy (ayer) les echaron a uno y empezamos a errar pases cuando teníamos que tener paciencia. Cuando corregimos eso, mejorarmos".
Escuchó con una sonrisa cuando Pusineri le pidió patear el penal ("Era una jodita") y repitió el festejo señalándose el 10 en la espalda cuando engañó al Pato en el 2-0. Con el cañón en el bolso y más tranquilo, el Rolfi sabe que no alcanza: "Es para el grupo, para Pepé, para mi familia... Pero ahora vamos a Jujuy. Si perdemos se vuelve a la semana anterior".
A un par de semanas de cumplir los 30, aprendió a convivir con el sombra de su supuesta falta de actitud. "Son palabras nada más. Se pueden tener buenos o malos momentos". Hábil, cuida las palabras, pero mete caño y cañonazo para despedirse.
-Es la primera vez que con Independiente le hacés goles a Boca... Encima con un golazo.
-Y... me parece que valió la pena esperar.



BOCA 3 HURACAN 1

PALERMO GOLLYWOOD
El Loco volvió al gol en su primer partido desde el inicio, llegó a los 195 en el club y acabó con todas las discusiones. Así, el máximo goleador de la historia abrió el camino para el 3-1 a Huracán.
Volvió Palermo. Para escribir el guión que le faltaba.
Volvió Palermo, sí. Para meter ese gol que le quedaba.
Volvió Palermo, una vez más. Para completar su historia de película.
No explotó en llanto como en aquel gol del regreso en el 2000. Su grito, su festejo, el primero tan esperado en este segundo retorno post lesión, lo llevó apenas a levantarse la camiseta y luego a besarse con emoción su antebrazo izquierdo, ahí donde tiene tatuado el nombre de su hijo Stefano, guía espiritual desde el cielo. Pero otra vez, justo desde ahí arriba, cayó agua bendita sobre su cuerpo. De nuevo la Bombonera se estremeció con él. Una vez más, ese mismo arco, fue el dueño privilegiado de otro hito de Palermo Gollywood.
Podrá dormir tranquilo Martín de ahora en más. Podrá, si así lo dispusiera ahora mismo, dejar todo sin cuentas pendientes. El quería, primero, volver de esta lesión, de este nuevo obstáculo que el fútbol le puso al hombre de hierro. Y lo hizo. Y quería, después, volver y convertir. Llegar a los 195 en Boca, a ese gol que, incluso con el récord de goleador histórico en su poder, no dejará dudas ni estadísticas para debatir. Y lo hizo. Ya dijo, de todos modos, que no será el último. Porque además de un optimista, se sabe, Palermo es un inconformista del gol. "Así como llegó este festejo, que tanto lo esperaba, llegarán muchos más. Espero seguir convirtiendo más goles", contó ayer, feliz y afónico.
No venía bien la noche para el goleador. No podía hacer pie el Titán en una cancha embarrada que lo recibió en su primer partido como titular desde su retorno (hasta ayer había entrado 23 minutos ante Newell's, 27 ante Cuenca y 34 ante Lanús, todos desde el banco). Sólo en un par de oportunidades el capitán había logrado combinar con Mouche, quien ya había dicho que haría todo lo posible para verlo festejar de nuevo. Lo logró. Si algo de magia le faltaba a esta historia, era que la camiseta N° 7 volviera a asistir a la N° 9.
Así, como antes, justo cuando el cansancio empezaba a pesar en las piernas del viejo ídolo, una gambeta genial del heredero de Guillermo terminó en centro bajo, lujo de Gaitán y gol de Martín, quien sólo tuvo que tocarla de derecha al gol. Quizás ahí, por su posición dudosa, haya alguna explicación de por qué el Loco no hizo ninguna locura en su festejo. En primer instancia, como resabio del gol que le anularon mal contra los ecuatorianos por la Copa, miró al línea para ver si estaba habilitado. Y recién ahí empezó a gritar. "El festejo fue muy rápido, me encontré solo delante del arco y pensé que estaba en offside. Si lo erraba, me mataba", dijo. En definitiva, que Gaitán no haya tocado la pelota lo salvó de que otra vez le frenaran el grito.
"Estaba tranquilo, esperando el momento de jugar de entrada. Por suerte, Carlos me dio esa posibilidad y, en medio de un partido complicado, llegó el tanto tan esperado", comentó Martín, que no convertía un gol oficial desde el 13 de agosto del 2008, ante Arsenal, por la Recopa (hizo el primero del 3 a 1). Ya con la misión cumplida, y con el físico exhausto, Martín pidió el cambio. En realidad, lo aceptó ante la segunda consulta de un Ischia preocupado por su estado, quien cuando recibió el okey del 9 lo reemplazó por Figueroa. "Además del gol, para mí fue importante sumar minutos. A medida que vaya jugando me voy a sentir cada vez mejor. Al igual que el equipo, que tiene muchas cosas para mejor", dijo después. Aunque cansado, la felicidad podía más. Ya tendrá tiempo de disfrutar. Por lo pronto, no viajará a Venezuela.
Así, esa nueva ovación de la gente. Ese saludo emocionado de sus compañeros en el banco. Ese reconocimiento de todos serán parte de otra noche inolvidable para él, Martín Palermo, el máximo goleador de la historia...

LANUS 1 BOCA 0

NO ENGRANA
Boca se quedó sin verano, fútbol y resultados. Ahora perdió ante un combativo Lanús y no logra arrancar.
Acá no hay verano, está claro... No, por lo menos, para este Boca que había sido la sensación en un enero que ya parece de otra estación. Ayer, encima, en Lanús hubo lluvia, fresco, cancha pesada, barro, pierna fuerte, fricción y un rival incómodo, incomodísimo, que no sólo lo puso en clima difícil con el gol tempranero de Salvio. Este equipo de Zubeldía juega bien y es capaz de mezclar los dulces: jugar bien y lindo. Pero esta vez no le quedó nada grande el traje de combate. Metió Lanús, peleó, se defendió, la aguantó y dejó al campeón recalculando, sin sol y con poca playa de margen, en un torneo que ya lo tiene con dos derrotas. Y seguidas.
¿Qué le pasa al campeón que no engrana? A no confundir: no es este Boca un equipo sin actitud, desganado, relajado por el título. De hecho, si algo ayer lo puso a tiro del empate aun en momentos de poca lucidez, fue su amor propio, su entrega, su empuje. Pero sí es un equipo al que le falta volumen de juego. Ayer no tuvo a Riquelme, pero tampoco a Gracián, su reemplazante. Desconectado el Tano, no fue receptor ni conductor. Palacio y Noir, los ligeritos que eligió Ischia, tuvieron la cancha al revés: debían jugar de espaldas más que de frente y así los comió la marca. Para colmo, desacostumbrado a jugar sin nueve, Boca se quedó sin peso en el área. Conclusión: rápido para tocar como para salir de contra, su rival sintió, pudo y quizás debió aumentar la diferencia.
Pero como dijo Madelón, Lanús te mata o lo matás. No mató el local y Boca se vio vivo y con balas en el cargador: Gaitán entró mejor que Gracián, Palermo es Palermo (el sábado será titular ante Huracán), Vargas aportó claridad y llegada, Battaglia marcó territorio y el Pelado cambió de plan: de los dos ligeritos por afuera, a los dos goleadores por adentro con Viatri y Martín. Con un atenuante: como Rodrigo pidió el cambio, Ischia tuvo que mantener a los cinco defensores. Así, con Ibarra de un lado y Krupo del otro, apostó a llenar de cocazos a su rival. Y el Tucu llegó de wing no sólo para el centro sino también para el remate franco al arco. Pero falló en la resolución de la jugada y, por consecuencia directa, el plan B tampoco dio resultado.
Con pibes de primera vez como titular (Menéndez), sin su formación entera, sin su goleador de gatillo fácil (Sand), Lanús la bancó con Bossio de figura y engrana otra vez. Boca, no. Está claro...


BOCA 0 NEWELL`S 2

¡QUÉ REGRESO!
En la tarde de la vuelta de Salcedo, NOB puso garra y fútbol, y le dio una lección al último campeón. ¿Palermo? ¿El Pato? ¿Bianchi? Perdón, ¿quiénes?
Cuando entró Palermo me peiné para salir en la película, je. Dije 'algo va a hacer éste'".
Sebastián Peratta estaba listo para ser la víctima del film, aceptaba su destino de figura secundaria porque los reflectores apuntaban para la cabeza rubia del galán de la tarde. Lo cierto es que, en una superproducción, no siempre la estrella es la que se lleva el Oscar. Nombres importantes había muchos. Pero los actores de reparto se lucieron más. En la tarde en la que regresó Martín Palermo y recibió una estruendosa ovación, en la que Roberto Abbondanzieri pisó de nuevo su arco, la misma en la que Carlos Bianchi volvía a la Bombonera no ya como un mero espectador, la tarde en la que el campeón pisó de nuevo su casa... En esa misma tarde, el retornado que más festejó fue Santiago Salcedo, figura de uno de los culebrones del verano. El paraguayo finalmente volvió a Newell's en medio de la operación Fabbiani. Y él y sus compañeros, los extras en esta reaparición con olor a Boca, se robaron el espectáculo. Peinate, Peratta, que en ésta salís...
"En la jugada del gol, de reojo vi que estaban llamando a Sasa en el banco de suplentes, je. Pero vino la jugada muy rápido, quedó ahí, pude definirla y me bancó unos minutitos más. Yo le tiré la diagonal, Formica hizo una jugada brillante, me dejó mano a mano, casi me la saca el defensor, alcancé a puntearla sobre el final y por suerte entró. Fue el primer gol, un gran desahogo que me dejó muy contento". Leandro Armani dixit.
"Te digo la verdad, vi que rebotó la pelota después de que la tuvo Sasa, le pegué y terminó adentro. Y no vi bien al gol. Cuando lo haga y analice bien, me pondré más contento. Fue una alegría enorme, convertir mi primer gol en Primera, y encima en esta cancha y al Pato, me puso muy contento". Mauricio Sperdutti dixit.
Justo ayer se les ocurrió a estos pibes hacer lío. Faltarle el respeto a Boca, al Pato, a Palermo, a Palacio, a Bianchi y al campeón. Maleducado también Formica, que metió lujos como aquéllos que merecieron una buena murra en su primera práctica con el plantel profesional cuando se le ocurrió tirarle un caño (justo) a Schiavi, según contó el mismo Flaco. Claro, aprendió a no hacerlo en casa pero sí afuera. Y se le ocurrió nada menos que en la Bombonera. "Ganamos bien, en una cancha muy difícil, jugando bien, así que estamos muy contentos", confesó el atrevido que ni 21 años tiene.
"Ahora no nos tenemos que achicar en ninguna cancha, tenemos que ser los mismos en todos lados". Al irrespetuoso de Bernardello, que no llega tampoco a los 23, se le ocurrió ser la figura. Claro, después de ganar en la Bombonera y de opacar una tarde azul y oro, cualquier otro rival les va a quedar chico...


GIMNASIA(J) 1 BOCA 2

VALE 3 PALOS
¿Cuánto pesarán al final estos puntos? Ayer Ortega jugó para Boca, que zafó con tres tiros en los postes y mostró su chapa para sacar un pleno en Jujuy.
La chapa parecía haberse quedado en Buenos Aires. La suerte, en cambio, esa fortuna del último campeón, se la trajo toda a Jujuy. Pero toda. Si no fuera porque el plantel viajó a Salta, era una noche para ir al casino y apostar unas fichas. Y seguro se llevaba algo. Como en el 23 de Agosto. Porque Gimnasia pegó tres tiros en los palos, porque Pablo Calandria despejó la que tenía que meter, porque Abbondanzieri dio varios rebotes y en el único que dio Pezzuti, Boca se puso 1-0... No hay manera de explicar por qué este Lobo urgido, que salió a comerse a un timorato rival, que jugó mejor hasta que le convirtieron y que fue más a pesar de los nombres y economías de uno y otro, no ganó en ésta cancha en la que el torneo pasado sólo cayó dos veces. La única razón que esta vez justifica la derrota es, justamente, la suerte del campeón.
Omar Labruna lo planteó con inteligencia. Entre Mateo y Montenegro se dividieron la marca de Román (y de a ratos lograron anularlo), Ricky Gómez y Busse manejaban el medio detrás de Forlin y Ferradas complicaba por los laterales. Le faltó, entonces, que la última de Calandria entrara antes, en alguna de las tantas que tuvo. Tuvo todas en contra el pibe de Ituzaingó: desaprovechó los rebotes que le dejó un Abbondanzieri errático y lo hizo lucirse para sacar con una mano un disparo suyo que se desvió en Forlin. Y hasta despejó, literalmente, el buscapié de Gómez con destino de red.
Boca fue un equipo bipolar. De a ratos fue el campeón, mostró los lujos y chiches del equipo que, aun sin regalar nada, fue campeón en el 08 y regalando fútbol en el verano. Pero durante muchos minutos fue un equipo de barrio, con todos sus muchachos intentando meterse por el medio de una firme defensa de tres, obsesionados con el juego individual, pateando al arco desde los lugares menos apetecibles y con compañeros mejor ubicados para hacerlo. Desconocido, sin juego, parecía extrañar a Battaglia y por qué no las subidas de Dátolo por la izquierda. Si hasta el Pato se contagió de esa especie de doble personalidad del campeón: alternó errores de novato con tres atajadas fenomenales que ayudaron a entender por qué Boca se llevó los tres puntos habiendo sido menos.
Así, Boca terminó de darse cuenta de que no había forma de perder este partido. Si con todos los permisos que se dio y que le dio a Gimnasia, aún no perdía, sólo faltaba embocar un pleno. Y fue otro tiro de Gaitán (después de un pase de Riquelme) desde media distancia el que aprovechó Noir (bien en el pique para anticipar a Pezzuti) para que el equipo de Ischia hiciera saltar la banca. Así, con la suerte ya echada, sí apareció la chapa del campeón, guardada en algún baúl para este viaje a Jujuy: salió el taco-toque de Román (uno de sus marcadores ya no estaba en cancha y el 10 participó en los dos goles) y la definición de Viatri. Entonces, quedó justificada la victoria. Y también una pasadita por el casino, claro...