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Mostrando entradas con la etiqueta Colon. Mostrar todas las entradas
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COLON 3 SAN LORENZO 0

MUY FUERTES
Fue 3-0 en Santa Fe con dos bombazos de Fuertes y un cabezazo de Nico Torres. Santana, Bergessio y Bottinelli vieron la roja en el complemento en el Ciclón. Los de Mohamed quedaron a un punto del líder Lanús.
Colón se ubicó como escolta del líder Lanús tras derrotar como local a San Lorenzo por 3-0, en un partido que se desnaturalizó por la expulsión de tres jugadores visitantes en seis minutos. El Sabalero, que suma 14 unidades y escolta a Lanús a uno de diferencia, convirtió sus goles a través de Esteban Fuertes, en dos ocasiones, y Nicolás Torres, todos en el segundo período.

El árbitro Saúl Laverni, de buen arbitraje, expulsó entre los 10 y los 16 del complemento a Santana, por doble amonestación, y a Gonzalo Bergesio y Botinelli por juego brusco.
En el primer tiempo Colón se insinuó como protagonista y sólo por esa actitud acumuló merecimientos para ponerse en ventaja, más allá de que le faltó contundencia en los últimos metros.
Los de Mohamed basaron sus aspiraciones en el aporte de Matías Oyola, en las arremetidas del colombiano Daley Mena, y la siempre amenazante presencia del goleador Fuertes.
De todas formas, con Fuertes demasiado retrasado, y por ende fuera de su hábitat natural, y una marcada ineficacia en los metros finales, el local se fue al descanso con la sensación de haber merecido algo más que la igualdad en cero.
San Lorenzo mejoró en el arranque del complemento, no tanto en el juego como a través de una actitud más activa para buscar el arco de Pozo. Así, las subidas de Adrián González y una mayor movilidad de Bergesio hicieron que Colón debiera necesariamente cuidarse en su última línea, con Marcelo Goux como baluarte.
Y cuando parecía que el segundo tiempo se encaminaba a una brega pareja y emocionante, San Lorenzo tuvo seis minutos de furia y lo pagó con la derrota. Tomo comenzó a los 10 con la expulsión de Santana, por una fuerte falta sobre Sciorilli, con tan mala fortuna para los de Miguel Russo que un minuto más tarde Fuertes clavó un tremendo remate en el arco de Navarro a la salida del tiro libre.
El descontrol azulgrana se completó en los instantes siguientes: Bergesio vio la roja a los 14', por una fuerte falta sobre Rivarola, y dos minutos después Botinelli siguió el mismo camino por un pisotón sobre Alfredo Ramírez.
Con tres hombres más sólo restaba que Colón asegurara el triunfo con otro gol, y lo logró a los 21, cuando Fuertes aprovechó una defectuosa salida de la defensa visitante y decretó el 2-0.
La fiesta de los hinchas locales, que prácticamente colmaron el estadio Brigadier López, se completó a los 39, cuando Nicolás Torres conectó un centro con un cabezazo que dejó sin chances al arquero Navarro.

LOS PARTIDO DE HOY

TIGRE Vs. BOCA
RIVER Vs. SAN MARTIN(T)
HURACAN Vs. LANUS
COLON Vs. SAN LORENZO
ESTUDIANTES Vs. RACING

LANUS 2 COLON 1

GRANA Y ZUBE
Lanús se dio el lujo de guardar para la Copa y ganar igual, cuatro de cinco, 2-1 a Colón con golazos. Cuatro puntos sobre Vélez y a la gente, confiada con otra vuelta: "Que de la mano, de Zubeldía...".
La fiesta es tal que parece excesiva, ¿pero lo es? ¿Es exagerado lo de esta gente, la de Lanús, que celebra así el 2-1, la punta, los cuatro puntos de diferencia por sobre Vélez? Es verdad, sí, que ve que hay sol a pesar de que está lloviendo. No brilla todo, no, y sin embargo hay un grito pasional, sentido, confiado: "Que de la mano, de Zubeldía, todos la vuelta vamos a dar...".
En la fecha 6.
Pero ahí está Lanús, otra vez arriba de todo, de todos, después de mojarse los zapatos para saltear el charco, de enlodarse para ganarle a Colón. No la pasó bien, no deleitó, pero se floreó dos veces y dejó a todos con la boca abierta, con la sensación de que la flojera de la Copa es solamente eso, ya va a pasar.
"Tuvimos la suerte de convertir dos goles en un minuto y eso simplificó todo", resume Chiquito Bossio, aún exhausto por los revolcones de los últimos minutos, también por su mala salida que permitió el 1-2 ajustado. Y tiene razón el arquero. Lanús ganó, y ganó bien, pero sin mostrar todo lo que puede, todo lo que sabe. Se arremangó para pelearle el partido a un Colón que salió a apretarlo, a pelearle la pelota en su propio campo. Y se quedó en eso, en la batalla, en el poco riesgo, lo mismo que había sufrido entresemana en Chile. Se encerró en sus temores.
Fue tan pobre todo, tan carente de ideas de los dos lados, que la primera llegada en serio del local en el primer tiempo fue a los 39 minutos, por un remate de Valeri que tras un roce terminó en el córner. Lo de Colón, en la primera parte y durante todo el partido, fue únicamente eso: probar de media distancia, sacar provecho de la cancha rápida por los chaparrones. Excepto en el gol (llegó de un córner, la mala salida de Bossio y un cabezazo de Rivarola), no pisó el área con peligro. Nunca.
Y Lanús esperó. Esperó. Esperó. Y se lució dos veces, en una ráfaga de fútbol, en un tiqui-tiqui que tuvo a Lagos como protagonista, como asistente en los goles de Valeri -preciosa pared entre ambos- y en el de Menéndez, que aprovechó un error de Rivarola en el arranque de la jugada. Fue eso. Y eso fue suficiente. El esfuerzo del rubio delantero, más importante por las ganas que por la resolución de sus ideas; la movilidad de Diego González, ubicuo, criterioso y sencillo para entregar la pelota; la sociedad entre Valeri y Lagos por la izquierda, punzante, temible en esos (pocos) estallidos.
Estallidos que generaron goce, pasión, una tremenda confianza de cara a lo que sigue. Y que dejan a Lanús en la punta, con méritos, habiendo guardado jugadores, pero con lagunas que deberán corregirse a tiempo para evitar seguir creyendo que el verano no termina en unos días, que la lluvia no existe y que Sand y Menéndez son mellizos. En todo sentido.



NEWELL`S 1 COLON 1

UN DOLOR DE PIRULO
La Lepra ganaba y seguía líder pero Germán Rivarola, ex Canalla con experiencia antileprosa, apagó la fiesta del Coloso y rescató un empate merecido para el Sabalero.
Festival de errores y tsunami de imprecisiones en el Parque Independencia. Pintaba para partidazo pero Newell's y Colón hicieron todo lo posible para bajarse de la punta. Ferrero habilitó a todos y Quiroga facturó; Pillud falló en la salida y Rivarola gritó el empate. Sí, por algo están donde están: ayer dieron un paso atrás. Sólo quedó el dolor de Pirulo, y lo sufrió la Lepra...
Mostraron todas sus falencias. De los primeros dos minutos, Pozo aguantó la pelota uno y medio. Sí, el arquero de Colón dejó en claro, desde el principio, que no había grandes ambiciones. Entonces, no pasó mucho tiempo para que tuvieran que ponerse a remontar el partido. Y era complicado: con dos defensores naturales en la mitad (Rivarola y Chitzof), más un volante de contención (Prediguer), era lógico que le faltara claridad.
Tampoco fue gran cosa lo de Newell's. Sólo en chispazos afinaron todos los intérpretes sobre la misma nota. Hasta Sensini reconoció que sus jugadores siempre hicieron una de más a la hora de atacar. Con energías a full, los pibes leprosos impusieron ritmo y les sacaron la pelota a sus rivales. Pero Vangioni y Sperdutti tomaron siempre la decisión equivocada. Bernardi mandaba en el medio, pero se quedó afónico de intentar que le hicieran caso a la hora de darle seriedad a los avances. Con Formica rodeado siempre y Salcedo ausente, de a poco se fue apagando el local, mientras Colón crecía con los cambios de su técnico.
Si Ferraro se mostraba como la columna defensiva de la visita, Prediguer fue el que empujó a su equipo hacia el campo enemigo. Los pelotazos para Fuertes tuvieron más rédito cuando le apuntaron a la carrera y no a la cabeza. Schiavi rechazaba todo por el aire, pero el Bichi le ganó las espaldas a todo el resto. Y corrió, peleó y contagió. Peratta le sacó un derechazo tremendo minutos antes de que el 20 Sabalero asistiera a Rivarola (en una pelota que el mismo ex Central le había ganado peleándosela a Pillud). Justo mojó Pirulo, el que una noche se vistió de Poy y definió un mano a mano por Copa Sudamericana...
Fue intenso el festejo de Rivarola, porque lo merecía, pero no debe ser extenso. Colón tiene que definir sus objetivos. Para pelear por el premio grande también deberá ser protagonista de visita. De lo contrario, padecerá en la zona roja. Ayer, sólo se animaron cuando Newell's bajó sus defensas. Pero mereció el punto: hizo figura al arquero rival. Y Boquita, con dos empate al hilo en casa, tendrá tarea para la semana. No se entendió que el DT, con Sasá ausente, no pusiera a Armani.
Demasiados motivos dieron para caerse de la punta. Falta mucho. Lo decían en la semanas previas, cuando los postulaban. Si quieren dar lucha deberán tomar nota de los errores y corregirlos. Si es por las fallas de ayer, les va a doler la mano de tanto anotar.

COLON 2 CENTRAL 0

LA CUENTA REGRESIVA
Colón le ganó a Central, llegó a la punta y sigue soñando con dejar de ser la eterna promesa de la mano de Fuertes, que metió dos y quedó a siete de los 100 en el club.
Hace cuentas Fuertes para llegar a los 100 goles en el club. Hacen cuentas Mohamed, el Bichi, sus compañeros y los dirigentes al ver que con el 2-0 Central quedó lejos, muy lejos. Y hacen cuentas los hinchas, lógico, porque Colón arrancó el torneo derechito, sin fisuras y amenaza con dejar de ser la eterna promesa para convertirse, al menos por una vez, en protagonista.
Tres jugados, dos triunfos y un empate. Desde lo estadístico, a Colón le dan los números. Y también desde lo anímico. Porque si bien es un equipo que no luce, que no tiene chapa de revelación y que por momentos aburre, es capaz de remontar un 0-2 contra River (y en el Monumental), que atiende a a Gimnasia de Jujuy y que se saca de encima a Central con apenas una ráfaga de fútbol. Porque eso fue lo que tuvo entre los 9 y los 11 del primer tiempo: un derechazo de Castillo, otro de Rivarola y un cabezazo del Bichi para ponerse 1-0 y dejar la responsabilidad de salir en los pies de Central.
Pero este Colón tiene un desafío mayor: sostenerse, seguir así, no marearse por haber llegado a la punta de la tabla. Porque nadie se olvida de que el arranque del último Apertura fue igualito. ¿Y después? Estuvo siete fechas sin ganar...
Contra Central, a no dudarlo, dio un buen paso. Porque ya en ventaja, lo Aguantó con Ferrero, mordió con Prediger, la entretuvo con Oyola, osciló entre el aplauso y el fastidio con el imprevisible Daley Mena y lo liquidó con Fuertes, quien llegó a los 93 goles en el Sabalero. Sí, es cierto, los rosarinos no fueron un derroche de ideas. Porque pese a tener el manejo territorial y hasta con tres situaciones claritas (un mano a mano de Choy, otro zurdazo del uruguayo y un tiro libre de Lima) no pudieron ni hacerle cosquillas al seguro Pozo.
Así, incluso dividiendo la bola, Colón sumó, multiplicó la ilusión de sus hinchas, le restó importancia a lo que vendrá y se fue deseando que el sueño esta vez se haga realidad. Ese es el desafío. Y la cuenta regresiva ya empezó...


COLON 1 GIMNASIA(J) 0

DALEY DE AFUERA
Otra vez Colón salvó la ropa con un remate de larga distancia. Esta vez fue Oyola, de tiro libre tras una falta al colombiano Daley Mena, que entró y ya enamoró.
Por ahora, no te pone un jugador cara a cara con el arquero rival ni de casualidad. El fútbol asociado, el peligro de gol en los últimos metros, sigue siendo una materia pendiente para este Colón versión 2009. Pero a falta de ello, el Sabalero encontró la fórmula para llegar igual al gol: pegarle desde afuera. Si son más de 25 metros, mejor. Más chance de embocarle a la red. Lo sufrió River la semana pasada y esta vez, cuando el equipo del Turco estaba perdido y eso que no había neblina, Loeschbor pifió en un rechazo, tuvo que hacerle foul al colombiano Mena y Matías Oyola gritó "dejámelo a mí". Lunati pintó el césped con aerosol y el volante pintó la noche con un golazo al palo más lejano de Pezzutti. Sí, igualito al que en ese mismo arco y desde idéntica posición le había convertido en el Clausura 2006... ¡a Colón jugando para el Lobo jujeño! Memoria emotiva, que le dicen.
Hasta ese instante, poco había pasado. Y si bien el empate era el resultado más lógico, el que ganaba en las tarjetas era el equipo de Labruna que discutió la posesión del balón en el medio, controló el carril izquierdo gracias a que Ricky Gómez le ganó a Chitzoff la lucha y aún sin profundidad, movió la bocha con bastante criterio. Ante eso, Colón era tibiecito. Con Acosta intermitente, Valdemarín desaparecido en acción y los volantes trabajando bien en contención pero sin aportes ofensivos, todo se reducía a las carreras de Castillo, de mucha voluntad pero más abandonado que soltero empedernido en San Valentín. De hecho, la única clara del local fue un tiro cuándo no desde afuera, del propio Castillo, mientras que el Lobo tuvo dos: un cabezazo de Desvaux y una avivada de Ferradas que le robó una bola a Oyola y su remate salió apenas desviado.
El segundo tiempo acentuó las propuestas. Gimnasia parecía que si se animaba cortaba su sequía de visitante (23 sin ganar) y se llevaba los tres puntos de Santa Fe. Pero el Turco tenía una carta y la jugó. Miró al banco, entre tanta camisetas rojo y negra sobresalía la número 16 y mandó al colombiano Daley Mena a la cancha. Iban 12 y en la primera que tocó, el morocho se sacó dos rivales de encima a puro vértigo. Y ese vértigo contagió a la gente, que empezó a alentar, y al equipo, que empezó a empujar. Cuatro minutos después, a Loeschbor no le quedó otra que parar con falta a Mena, que se iba derechito a ajusticiar a Pezzutti. La próxima, si es contra Colón, dejalo avanzar. Porque un tiro a distancia es medio gol Sabalero. Y el otro medio, lo dibujó Oyola. Quedaba media hora pero al Lobo ya se le había acabado la nafta y salvo por un par de remates desde afuera donde Pozo respondió con suficiencia, Colón no sufrió sobresaltos. Hasta lo podría haber liquidado en dos corridas de Mena que terminaron en el área chica. Error. Si pateaba 20 metros antes, seguro era gol.


RIVER 2 COLON 2

SOMOS TODOS BURRITOS
El "Orteeega, Orteeega" fue otra vez el grito de guerra para un River que, con dos goles de ventaja y un jugador más, estaba para enamorar pero le empataron sobre la hora.
Ese apellido se transformó en un grito de guerra, en un pedido que al mismo tiempo sirve para reclamar sin ser tan hiriente (al menos literalmente) como un insulto. Fue inevitable que se escuchara en ese final de historia repetida, que no era el que le correspondía a los 90 minutos previos al zapatazo de Prediger. Por eso, después de muchos más aplausos que silbidos en la despedida, el "Orteeeega, Orteeeega" retumbó de arco a arco y cerró una jornada que justamente había arrancado con el mismo grito, con el mismo reclamo, con la misma añoranza por el ídolo que no está.
Los amagues, vaya paradoja, que River le hizo al regreso del jujeño habían elevado la temperatura de los hinchas en la previa al debut. Pero como en cada inicio de campeonato los hinchas coparon el Monumental con ánimo positivo, sin importarles que durante el verano el equipo no logró enterrar la malaria. Obvio que la calentura estaba y la descargaron luego de la improvisada presentación de Gallardo y Fabbiani, los refuerzos que fueron bien recibidos desde las tribunas y a los que despidieron con un lógico "Orteeeega, Orteeeega", no para rechazarlos a ellos sino para que lo escuchen los dirigentes que se entregaron solitos a las fieras al querer mostrar las caras nuevas, cuando no estaba justamente la cara que más esperaba encontrar el público.
Igualmente, gracias al nivel que fue mostrando el equipo con el correr de los minutos, el recuerdo del Burrito pasó a ser una simple anécdota, un mensaje que apenas se mantenía vigente en un par de banderas que recordaban cuánto lo extrañan. Entonces, durante el partido nadie se acordó del jujeño y todo se transformó en aliento, en alaridos ante cada quite de Nicolás Sánchez, en aplausos para las gambetas de Buonanotte y para la incansable entrega de Radamel Falcao. Así, los jugadores se fueron al descanso y no escucharon los habituales insultos de los últimos meses del 2008. Esta vez las puteadas fueron pocas, como para no perder la costumbre, y dirigidas ¡al árbitro!
Como una novia que perdona los errores del pasado y vuelve a entregarse, los hinchas hasta regalaban oles ante el toqueteo que encontró el punto G en la jugada del 2-0. Y todo parecía tan rosa que los plateístas de la San Martín enrojecieron sus manos para reconocer a Rosales, Cabral y Buonanotte cuando fueron reemplazados. La fiesta completa (en la tribuna y también en la cancha) estaba armada como hacía tiempo no se veía en el Monumental. Fabbiani y Gallardo la disfrutaban desde un palco. Cerquita de ellos, Felipe Solá también gozaba y se imaginaba los afiches de campaña abrazado al Ogro, al que definió como "el político más hábil y candidateable".
Pero... Sí, desde hace rato en Núñez no se pueden sacar la maldición del pero. Entonces, el vals (un baile tranquilo, sin lujos, que puede sonar exagerado, pero a esta altura que River esté 2-0 arriba...) se sacudió con un zapatazo de Capurro, aunque nadie se asustó demasiado. Un rato después zapateó Pedriger y la fiesta se mudó de tribuna. Para los locales se transformó en un tango sufrido, nostálgico, lleno de melancolía y una sola palabra creó la letra completa, con estribillo y todo. "Orteeeega, Orteeega" cantaron los hinchas calientes por los dos puntos que se escaparon y desilusionados porque el ídolo sigue en Mendoza.
¿Todavía quedan chances de que regrese antes de julio? Tras las frustradas y desprolijas negociaciones de la semana pasada, ayer los dirigentes repitieron y aseguraron que la de Ortega ya es una historia archivada. Sin embargo, por lo bajo no descartan que consigan el dinero necesario para que el ídolo vuelva ya a Núñez y así su nombre deje de ser un grito de guerra y se transforme en uno de aliento.