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Mostrando entradas con la etiqueta Fecha Nº 4. Mostrar todas las entradas
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GIMNASIA(J) 0 LANUS 2

ES EL PUNTERO DEL MILLAJE
Con rotación, debutantes, viajes pero una misma idea futbolística, Lanús venció a Gimnasia (J) y es líder.
El domingo pasado se fueron de la Bombonera tocando pito por el triunfo. Al día siguiente practicaron en el estadio de Arias y Guidi. El martes viajaron a Venezuela, el miércoles perdieron 3-1 ante Caracas, el viernes a la mañana volvieron a Buenos Aires y Zubeldía les dio a sus muchachos la tarde libre, el sábado se fueron para Jujuy y ayer no sólo vencieron a Gimnasia (J) sino que se quedaron con el liderazgo del Clausura, junto con el Arse y el Lobo de La Plata. Lanús sorprende a propios y extraños. ¿O ya no? Con rotación, viajes consecutivos, pocas horas de entrenamiento y manteniendo la misma línea futbolística, más allá de los nombres y de los sistemas, el Grana es cosa seria.
Es cierto que el déficit del equipo de Labruna es la poca eficacia arriba. Ayer dio muestras sobradas de eso. Pero también es cierto que Marchesín tuvo un debut de lujo en el arco de Chiquito Bossio y les ahogó las ganas a los jujeños. Y es gran mérito del equipo de Zubeldía el saber cómo hacer para regular fuerzas. La derrota ante Caracas por la Copa ni se notó en La Tacita de Plata. Lo dejó al Lobo que hiciera el trabajo fuerte, que se desgastara yendo a buscar, lo esperó y cuando pudo lo embocó de contra: primero Biglieri (gran jugada de Blanco y mal rebote del arquero), después Salvio (jugadón de Ledesma). Ojo, esto no implica que no haya priorizado el juego.
Con debutantes como Marchesín y Lugo, sin Bossio, Fritzler ni Velázquez por descanso obligado, rotando a Salvio, Blanco, Biglieri y Valeri según el match y aun con Pepe Sand con la pólvora mojada, Lanús es el mismo en todos lados. Con 11.721 kilómetros en cinco días es el puntero del millaje.

BOCA 3 HURACAN 1

PALERMO GOLLYWOOD
El Loco volvió al gol en su primer partido desde el inicio, llegó a los 195 en el club y acabó con todas las discusiones. Así, el máximo goleador de la historia abrió el camino para el 3-1 a Huracán.
Volvió Palermo. Para escribir el guión que le faltaba.
Volvió Palermo, sí. Para meter ese gol que le quedaba.
Volvió Palermo, una vez más. Para completar su historia de película.
No explotó en llanto como en aquel gol del regreso en el 2000. Su grito, su festejo, el primero tan esperado en este segundo retorno post lesión, lo llevó apenas a levantarse la camiseta y luego a besarse con emoción su antebrazo izquierdo, ahí donde tiene tatuado el nombre de su hijo Stefano, guía espiritual desde el cielo. Pero otra vez, justo desde ahí arriba, cayó agua bendita sobre su cuerpo. De nuevo la Bombonera se estremeció con él. Una vez más, ese mismo arco, fue el dueño privilegiado de otro hito de Palermo Gollywood.
Podrá dormir tranquilo Martín de ahora en más. Podrá, si así lo dispusiera ahora mismo, dejar todo sin cuentas pendientes. El quería, primero, volver de esta lesión, de este nuevo obstáculo que el fútbol le puso al hombre de hierro. Y lo hizo. Y quería, después, volver y convertir. Llegar a los 195 en Boca, a ese gol que, incluso con el récord de goleador histórico en su poder, no dejará dudas ni estadísticas para debatir. Y lo hizo. Ya dijo, de todos modos, que no será el último. Porque además de un optimista, se sabe, Palermo es un inconformista del gol. "Así como llegó este festejo, que tanto lo esperaba, llegarán muchos más. Espero seguir convirtiendo más goles", contó ayer, feliz y afónico.
No venía bien la noche para el goleador. No podía hacer pie el Titán en una cancha embarrada que lo recibió en su primer partido como titular desde su retorno (hasta ayer había entrado 23 minutos ante Newell's, 27 ante Cuenca y 34 ante Lanús, todos desde el banco). Sólo en un par de oportunidades el capitán había logrado combinar con Mouche, quien ya había dicho que haría todo lo posible para verlo festejar de nuevo. Lo logró. Si algo de magia le faltaba a esta historia, era que la camiseta N° 7 volviera a asistir a la N° 9.
Así, como antes, justo cuando el cansancio empezaba a pesar en las piernas del viejo ídolo, una gambeta genial del heredero de Guillermo terminó en centro bajo, lujo de Gaitán y gol de Martín, quien sólo tuvo que tocarla de derecha al gol. Quizás ahí, por su posición dudosa, haya alguna explicación de por qué el Loco no hizo ninguna locura en su festejo. En primer instancia, como resabio del gol que le anularon mal contra los ecuatorianos por la Copa, miró al línea para ver si estaba habilitado. Y recién ahí empezó a gritar. "El festejo fue muy rápido, me encontré solo delante del arco y pensé que estaba en offside. Si lo erraba, me mataba", dijo. En definitiva, que Gaitán no haya tocado la pelota lo salvó de que otra vez le frenaran el grito.
"Estaba tranquilo, esperando el momento de jugar de entrada. Por suerte, Carlos me dio esa posibilidad y, en medio de un partido complicado, llegó el tanto tan esperado", comentó Martín, que no convertía un gol oficial desde el 13 de agosto del 2008, ante Arsenal, por la Recopa (hizo el primero del 3 a 1). Ya con la misión cumplida, y con el físico exhausto, Martín pidió el cambio. En realidad, lo aceptó ante la segunda consulta de un Ischia preocupado por su estado, quien cuando recibió el okey del 9 lo reemplazó por Figueroa. "Además del gol, para mí fue importante sumar minutos. A medida que vaya jugando me voy a sentir cada vez mejor. Al igual que el equipo, que tiene muchas cosas para mejor", dijo después. Aunque cansado, la felicidad podía más. Ya tendrá tiempo de disfrutar. Por lo pronto, no viajará a Venezuela.
Así, esa nueva ovación de la gente. Ese saludo emocionado de sus compañeros en el banco. Ese reconocimiento de todos serán parte de otra noche inolvidable para él, Martín Palermo, el máximo goleador de la historia...

SAN LORENZO 5 RIVER 1

"SI NO QUIEREN MAS GOLES, QUE ME COMPREN"
Bergessio volvió a descoserla frente a River: asistió en el primero, hizo un golazo, fue figura y, de yapa, embocó una chicana. El es el Ogro de Núñez. San Lorenzo bailó al River de Pipo desde los 27 segundos. Santana, Adrián González, Bottinelli, Bergessio y Silvera para un 5-1 histórico.
El Ogro de River no es Fabbiani. El Ogro de River es Bergessio.
El que se quema con Lavandina se quema en serio. Y River se prende fuego cada vez que se cruza con Bergessio. Y Gonzalo lo sabe, claro. Y eso lo agranda. Adentro de la cancha. Y afuera también. "Si no quieren que les haga más goles, que me compren", chicaneó el delantero, tan ocurrente como durante los 90 minutos. Una hora y media en la que volvió a plasmar su robustez y potencia, haciendo rebotar a cuanto rival se le cruzara por delante o por detrás. Bergessio volvió a romperle el arco a River, y fue un golazo, el 4-1 que esfumó todas las ilusiones de seguir puntero del Millo, como les esfumó aquel 8/5/08 los sueños de seguir viviendo en la Libertadores, cuando Lavandina jugó el mejor partido de su vida y Boedo festejó un campeonato en Núñez. Y el punta pasó a ser canonizado por los hinchas de San Lorenzo. Fieles, devotos que ayer alimentaron la fe luego de gozar otra tremenda performance. Si River quiere dejar de sufrirlo, entonces, va a tener que ponerse parece. Pero, en este caso, lo caro le va a salir barato. Seguro.
Porque Bergessio (quien ya le había hecho un gol a River jugando para Racing, en el Apertura 2006, triunfo 3-1 de la Acadé), mostró sus cualidades al cuadrado en la primera jugada del partido: desbordó y mandó el centro atrás, luego aprovechado por Santana para iniciar la goleada.
Y no paró más. Fue pivote, wing, 9 de área goleador. Fue pura polenta, arrastró marcas, colaboró en defensa. Intimidó constantemente. Así como Fabbiani hace que sus marcadores se rasquen la cabeza y les dé taquicardia, Bergessio parece provocar el mismo efecto en quienes portan la banda roja. Y eso genera, además, impotencia, porque más que a nadie quieren opacar, si hasta se habló post Monumentalazo que Simeone quería a Lavandina para sus filas pero los mismos jugadores se habrían negado a avalar su llegada, luego efectivamente trunca, enojados por las peleas del canterano de Platense con Eduardo Tuzzio y compañía.
Bergessio no habló antes de irse a su casa. Ya había dicho, con cara pícara, lo que había esperado decir durante toda una semana tan mediática como callada para él. No hizo declaraciones en la previa pese a ser de los personajes más buscados, pese al morbo tan instalado, aceptó la sugerencia de Russo, no entrar en polémicas, ni siquiera exponerse a quedar envuelto en alguna. El punta habló en la cancha. Y la voz del estadio lo nombró dos veces al anunciar la formación (cualquier similitud con los dos goles coperos no es mera coincidencia), la gente nuevamente lo ovacionó más que a nadie, él se supo ganador otra vez, desde el arranque del 5-1 histórico. Icono de este San Lorenzo arrasador, infalible, motivadísimo, estandarte de las ganas con mayúsculas que mostraron los 14 que jugaron.
"Poné a Fabbiani", se burlaron las gradas del Ciclón aun con el Ogro en cancha. Porque el único Ogro, ayer, resultó Bergessio. Y jugó para San Lorenzo. Aunque por cómo viene la cosa, por ahí, en junio, cambia de colores. Pinta tan utópico como que se saque un aplazado en un partido contra River.

ARSENAL 3 ESTUDIANTES 1

TAMATE UNA LEGUI
Arsenal gusta y está dulce. Con un Leguizamón inspirado, embriagó de fútbol a sus hinchas en el primer tiempo y, aunque terminó sufriendo, se subió a la punta.
La crisis internacional no permite derroches. Por estos días, son buscados aquellos que cumplen al pie de la letra las recomendaciones de austeridad y administración de recursos. El fútbol no escapa a las generales de la ley y es por eso que hay que agudizar el ingenio para arreglarse con unos pocos pesos y ser prácticos más que vistozos. En eso el Arse da cátedra, hace rato que se recibió de administrador futbolístico y ayer tuvo otra función de gala. Con Leguizamón como abanderado, lo bailó al Pincha en el primer tiempo, descorchó champagne por momentos y dejó en ridículo a un equipo sin identidad. El goleador jugó de todo y para todos. Le hizo hacer un gol a Mosquera, gritó el segundo con su especialidad, los tiros libres, y hasta se animó con un par de lujos para divertir a su gente. Pero ni a él, ni a su equipo, le sobró nada para gastar en la segunda parte y por eso la tuvieron que yugar. Se apichonó contra su arco y especuló sin intentar demasiado. Por suerte para ellos, el Pincha solito se complicó y le aflojó la soga que, con el ingreso de Calderón, amagaba con cortarle la respiración a los del Viaducto. Brindó Arsenal con una buena Legui en el primer tiempo y terminó festejando la punta con agua de la canilla...
Habrá que tener en cuenta al equipo de Garnero si juega como en los primeros 45 minutos. Porque a la voluntad ya conocida, les sumo fútbol en las subidas de Yacuzzi y presición para ponerse arriba en las primeras llegadas a fondo. Es el mismo equipo de siempre. En el medio Casteglione se pega a la línea de fondo y le permite a Pellerano tener más panorama para jugar. Con Pelle suelto, más la movilidad de Leguizamón, no sienten la ausencia del Papu Gómez. Atrás Mosquera no se permite lujos pero ahora es más desequilibrante en el área rival. Mientras Estudiantes perdió la memoria y ya no sólo extraña cuando no juega Verón, sino que su amnesia es de actitud. Ese León que peleaba hasta el final, ahora es apenas un lindo gatito.
Deberá Garnero tomar mucha nota de lo que le pasó en el segundo tiempo. Si fue por exceso de confianza no será tan preocupante, pero si se metió tan atrás por temor, si prefirió revolearla para no asumir el compromiso de golear al rival, si nunca acertó una contra por desconfianza, entonces este lugar de privilegio que ocupa finalizada la cuarta fecha, pronto lo tendrá desalojado. A Astrada sólo le queda las ganas de Caldera y la actitud de un par de jugadores para vender cara la derrota. Demasiado poco para un equipo que el año pasado jugó la final de la Sudamericana. Sigue brindando el Arse y está en la cima. Con champagne, agua, o Legui ¿A quién le importa?

RACING 1 ARGENTINOS 1

LE SALIO CARUSO
Era la noche de Caruso, que debutaba con triunfo por un golazo de jugada colectiva. Pero al final, de un foul que no fue, llegó el horror de Campa. La Promo está ahí...
Era, hasta el último instante, una noche para hablar del efecto Caruso. Para afirmar que ese shock que se buscó al contratar al "Fabbiani de los técnicos" había dado inmediatos resultados. Pero no... Toda la energía, el optimismo y las ganas (al fútbol habrá que esperarlo) que había contagiado el nuevo técnico, y que se traducían en una breve pero justa victoria sobre Argentinos, se fueron al tacho en el cierre. Un tacho al que Campagnuolo le levantó la tapa. Pero es inevitable no pensar que se trata de ese otro efecto, el efecto Racing, que ayer terminó diluyendo al aura motivadora del técnico debutante.
Si, como parecía, Racing le ganaba a Argentinos, le iba a quedar mucho trabajo por hacer a Caruso. Pero con los tres puntos en el bolsillo, se sabe, la tarea resultaría menos penosa. Ahora, en cambio, al bajón de este empate con pinta de derrota, de dura derrota, hay que sumarle otro dato inquietante: quedó en zona de Promoción.
Quedó claro también que en el fútbol no se puede patentar una fórmula para ganar, que no hay una ecuación de manual para conseguir puntos. Porque Vivas, que respondió a la lesión de Sabia, un defensor, agregando a un delantero (Abán), terminó logrando menos peso ofensivo con tres puntas que con su esquema original. En el 11 de arranque, Peñalba, en rol de enganche, hilvanaba juego. Pero cuando se metió de doble cinco, la idea se diluyó y hasta generó que el comienzo de Mercier, su socio como pivote, también se desdibujara.
¿Y Racing? Desde los nombres, parecía la antinomía de lo que paraba Argentinos. Un defensor central de 4, otro de 8, otro de volante central... Y todo el protagonismo para la enorme figura de Lugüercio. Era el argumento ofensivo de Caruso, que como diferenciadores de la propuesta de Llop mostró mayor orden defensivo, despliegue superior para recuperar en la zona de volantes y una exacerbada utilización del centro como arma de ataque. Ante este repertorio, resultó irónica la forma en que llegó al gol. Fue una jugada digna de un equipo con sólidos fundamentos ofensivos. Mercado pasó al ataque, ensayó la pared con Sosa, el volante derecho, cambió el sentido del juego con otra pared, esta vez con González, y culminó su faena con el preciso centro (nada de cerrar los ojos y pegarle al arco) para el cabezazo de Lucero.
Y en tren de ironías llegó lo del cierre. Que un Argentinos que usó casi todo el partido tres puntas llegara al gol así, con el error amateur. Cierto es que no fue falta a Pavlovich la que sancionó Furchi. Pero lo del arquero fue tan grotesco que no invita a discutirlo. Tanta previsión de Caruso se le hizo trizas por culpa del tipo al que le confió el puesto más sensible del equipo. Y... Así es Racing.

SAN MARTIN(T) 2 TIGRE 2

LOS PRÓCERES NUNCA MUEREN
San Martín caía 2-1, como ante Argentinos, y otra vez salvó un punto en el minuto 48. Quinteros, el héroe.
Otra vez, inmortal. Otra vez lo dejaron tirado, sangrando, en el suelo, pero otra vez se paró, blandió su espada, se salvó. Ante Argentinos, una fecha atrás, había sido Ibáñez con un agónico zapatazo en el área grande. Y ayer fue Quinteros, también con un agónico zapatazo en el área grande, los dos gritos en el tercer minuto de descuento. Los dos, para un 2-2. Los dos, para salvar la ropa. Más respeto para los próceres, que nunca mueren. San Martín sufrirá, agonizará, pero jamás le cantan el final.
El local terminó el partido con cuatro delanteros, Vega, Urbano, Ibáñez y Herrera, señal de que en Tucumán manda la urgencia, la necesidad, todo lo contrario de cómo Tigre había empezado el encuentro. El equipo de Cagna, también necesitado, no arrancó como solía hacerlo, atacando, proponiendo, sino que se cuidó, previsor. La iniciativa, así las cosas, fue de San Martín, que pese a La Paglia (flojito) salió con sus habituales armas: orden, toque por abajo, avance paciente. Así llegó, por ejemplo, a poner mano a mano al Leche con Islas, que venció en el primer round pero no en el segundo, cuando festejó Perugini. Era justo, inesperado pero justo, hasta que apareció Luna.
Porque aquí estaríamos hablando solamente de Luna si Quinteros no hubiera aparecido en el final. El Chino metió, a los ocho minutos del 1-0, un zapatazo terrible, y al Santo lo ganó la desesperación. Y lo mismo en el arranque del segundo tiempo: Lazzaro salió del área (al Matador le costaba muchísimo llegar, de frente, con pelota dominada), tiró un muy buen centro y el cabezazo de Luna fue, todavía, mejor. Cagna se encontraba con un 2-1 que no cerraba demasiado, y entonces, claro, lo quiso cerrar: Villegas y Rusculleda adentro, para tener, dominar, seducir definitivamente a la pelota. Para asegurar la primera victoria del Clausura.
Sin embargo, el temor del visitante pudo más. Roldán le respondió con más delanteros, hambre, y el local lo acorraló a Tigre con el mérito de las ganas, la necesidad, lo que urge sí o sí: puntos para gambetear el descenso, la Promoción. Centros, empuje, victorias en las segundas jugadas, y una certeza: San Martín tuvo siempre la paciencia que Tigre tanto erigió, y San Martín supo siempre que los partidos duran hasta el final. Pregúntenle a Vivas, a Argentinos. Pregúntenle a Cagna, al Matador.

VELEZ 4 GODOY CRUZ 0

TRES TRISTES TIGRE
El tridente ofensivo de Gareca está a full: doblete de Maxi, un gol de López y otro de Larrivey le dieron a Vélez un triunfo arrollador sobre Godoy Cruz.
Gareca transformó a Vélez en un equipo feroz, agresivo, hambriento. Como buen depredador, el DT dejó sin defensa a su presa. Juntó a tres tigres. Uno con gran olfato de cazador, Rodrigo López; otro con técnica e inteligencia para atacar, Larrivey; y el tercero con velocidad y fiereza para liquidar a la víctima ante cualquier despiste o intento de escape, Maxi Moralez. Entre los tres tigres del Tigre Gareca, primero acorralaron a Godoy Cruz, después se lo comieron en un puñado de minutos y alegraron al exigente público de Vélez, que agradeció con una ovación la goleada del equipo.
La apuesta de Gareca es tan ambiciosa como efectiva hasta el momento. El doble 9 no sólo aporta potencia ofensiva en el área, porque el Bati y el uruguayo rebotan de espaldas y generan tiempo y espacio para que lleguen los volantes. Eso no funcionó demasiado mientras Moralez arrancó desde la banda izquierda, porque encima Cabrera del otro lado resolvió todo al revés. Vélez le empezó a encontrar la vuelta al partido cuando el Enano se paró como enganche clásico. Ahí, a espaldas de Rojas y Leiva (era dueño del medio), Maxi se asoció con el dúctil pie de Larrivey y tuvo el gol dos veces en su botín derecho. Sin embargo, un 10 desconfiado aún, falló en la ejecución.
El que no perdonó fue López. La platea de Vélez podrá insultarlo cuando sale del área o intenta gambetear, pero el charrúa no está para eso: él se siente cómodo aguantando entre los centrales y metiendo diagonales para anticipar y definir de frente al arquero. Así, con un cabezazo, abrió un juego que se le estaba poniendo incómodo al local, porque Figueroa no termina una en la red pero molesta todo el tiempo con su gambeta, y porque la excelente técnica de Caruso amenazaba.
Larrivey es un socio ideal para López, porque sale y entra del área con o sin pelota y mueve a toda la defensa rival. Claro que el éxito de estos tres tigres también se debió a que estuvo bancado por varios leones: Cubero (líder del equipo desde una posición particular), el pibe Otamendi, Razzotti y Zapata (otro con experiencia en la selva futbolística).
La contundencia del trío de ataque para hacer cuatro goles en un ratito sólo refleja una cara de Vélez, la de su poderío ofensivo. La otra es su peor enemiga: la del nerviosismo, la falta de confianza y la desconcentración. Para luchar contra esos males, al menos Gareca tiene a los tres alegres tigres adelante.

NEWELL`S 1 COLON 1

UN DOLOR DE PIRULO
La Lepra ganaba y seguía líder pero Germán Rivarola, ex Canalla con experiencia antileprosa, apagó la fiesta del Coloso y rescató un empate merecido para el Sabalero.
Festival de errores y tsunami de imprecisiones en el Parque Independencia. Pintaba para partidazo pero Newell's y Colón hicieron todo lo posible para bajarse de la punta. Ferrero habilitó a todos y Quiroga facturó; Pillud falló en la salida y Rivarola gritó el empate. Sí, por algo están donde están: ayer dieron un paso atrás. Sólo quedó el dolor de Pirulo, y lo sufrió la Lepra...
Mostraron todas sus falencias. De los primeros dos minutos, Pozo aguantó la pelota uno y medio. Sí, el arquero de Colón dejó en claro, desde el principio, que no había grandes ambiciones. Entonces, no pasó mucho tiempo para que tuvieran que ponerse a remontar el partido. Y era complicado: con dos defensores naturales en la mitad (Rivarola y Chitzof), más un volante de contención (Prediguer), era lógico que le faltara claridad.
Tampoco fue gran cosa lo de Newell's. Sólo en chispazos afinaron todos los intérpretes sobre la misma nota. Hasta Sensini reconoció que sus jugadores siempre hicieron una de más a la hora de atacar. Con energías a full, los pibes leprosos impusieron ritmo y les sacaron la pelota a sus rivales. Pero Vangioni y Sperdutti tomaron siempre la decisión equivocada. Bernardi mandaba en el medio, pero se quedó afónico de intentar que le hicieran caso a la hora de darle seriedad a los avances. Con Formica rodeado siempre y Salcedo ausente, de a poco se fue apagando el local, mientras Colón crecía con los cambios de su técnico.
Si Ferraro se mostraba como la columna defensiva de la visita, Prediguer fue el que empujó a su equipo hacia el campo enemigo. Los pelotazos para Fuertes tuvieron más rédito cuando le apuntaron a la carrera y no a la cabeza. Schiavi rechazaba todo por el aire, pero el Bichi le ganó las espaldas a todo el resto. Y corrió, peleó y contagió. Peratta le sacó un derechazo tremendo minutos antes de que el 20 Sabalero asistiera a Rivarola (en una pelota que el mismo ex Central le había ganado peleándosela a Pillud). Justo mojó Pirulo, el que una noche se vistió de Poy y definió un mano a mano por Copa Sudamericana...
Fue intenso el festejo de Rivarola, porque lo merecía, pero no debe ser extenso. Colón tiene que definir sus objetivos. Para pelear por el premio grande también deberá ser protagonista de visita. De lo contrario, padecerá en la zona roja. Ayer, sólo se animaron cuando Newell's bajó sus defensas. Pero mereció el punto: hizo figura al arquero rival. Y Boquita, con dos empate al hilo en casa, tendrá tarea para la semana. No se entendió que el DT, con Sasá ausente, no pusiera a Armani.
Demasiados motivos dieron para caerse de la punta. Falta mucho. Lo decían en la semanas previas, cuando los postulaban. Si quieren dar lucha deberán tomar nota de los errores y corregirlos. Si es por las fallas de ayer, les va a doler la mano de tanto anotar.

BANFIELD 3 CENTRAL 1

RÁFAGA MONUMENTAL
Banfield encontró en tres minutos todo lo que se le había negado en el partido con River. Así liquidó a un Central que sigue en caída libre en la tabla de promedios.
En tres minutos se puede lograr lo que no se consigue en 90. Se puede cambiar impericia por contundencia, desconcentración (Pompei mediante) por atención e infortunio por suerte. Banfield lo hizo. Transformó el mal resultado en el Monumental en la ráfaga que tuvo a partir de los 42 del primer tiempo: un gol en contra de espalda-nuca, la expulsión de Zarif (dos faltas a Bertolo), el cabezazo de Bertolo y partido definido.
Lo paradójico del caso es que Banfield tuvo menos volumen de juego que la semana pasada. Sin embargo, del otro lado se encontró con un Central que combinó su andar cansino con una propuesta ofensiva que fue reprobada por su propia gente. El gol de Burdisso fue un milagro para un equipo que se repitió sistemáticamente con pelotazos frontales, que tuvo a un abnegado Caraglio que pedía en la primera etapa que le dejaran una bola al pie, que no encontraba sociedades en los escasos intentos del Equi González y que, encima de todos los pesares, quedó por debajo de Gimnasia LP en los promedios.
Lo que no se puede discutir es la legitimidad del triunfo de este Banfield que con un 3-3-2-2 se para desde el comienzo con la vista en el arco de enfrente. El tema es que no siempre logra progresar en el campo como consecuencia del juego asociado. Los laterales-volantes eligen el bochazo antes del toque y paso, de modo que abren poco la cancha. Erviti tira muchos firuletes, pero en la línea del mediocampo. Y cada jugada de Bertolo mide unos 30 metros, ya que abusa de la tenencia. Claro que es tan determinante en la marcha individual que, mientras lo miran de afuera, es el más determinante adentro.
Los goles le dieron aire y espacio a Banfield. Ya no se vio ese partido cerrado que en otros tiempos plantearon Burruchaga y Alfaro en un Arsenal-Quilmes. Los contraataques fueron una invitación para el local. Así, con todo el panorama, llegó la bomba de James Rodríguez Rubio, y Broun apenas la pudo mirar desde la sombra del arco. A Central no le quedaba tiempo ni para pelear con su amor propio ni para festejar el descuento. Le costará salir de donde está con partidos como el de anoche. En cambio, el Taladro, se trepó a la pelea. ¿Y qué pasa si sigue con esta ráfaga?

GIMNASIA LP 2 INDEPENDIENTE 0

ESTO NO ES RACING
Al Rojo se le acabó el encanto del derby. Gimnasia lo bajó y se quedó con la fiesta que quería Pepé para su cumpleaños: punta y chance de salir de la Promoción.
Gimnasia jugó el partido como lo que era: una más de las tantas finales en cadena que debe encarar de acá hasta el final del semestre. Independiente jamás pareció un equipo que venía de llevarse un clásico: ni cuando empataba, ni cuando perdía. Esa fue la razón principal del resultado. No la única...
Está claro que Gimnasia no es Racing. Debería saberlo Independiente. Este Lobo gana porque conoce cuál es la receta que más se adapta a sus posibilidades. Optimiza sus recursos. Juega a meter, ahogar, presionar, porque debe entregarlo todo para permanecer en Primera. Es consciente de que no le van a sobrar llegadas, que difícilmente sea el rey del ping pong de llegadas, y entonces se enfoca en ser efectivo de cara al arco rival. Y cuando consigue la ventaja, la sostiene en su solidez, la misma que le permitió terminar el Apertura con la valla menos vencida. Y así, este equipo que necesariamente empezó el torneo pensando en el promedio, acosado, hoy mira hacia arriba y también hacia abajo, con serios riesgos de sufrir de tortícolis, porque a esta hora, en la tabla de la página 2, está puntero, solito y solo.
Independiente se había mostrado mejor en el arranque, algo más preciso, inquietante por las bandas, con Ismael Sosa vestido de wing derecho y con centros venenosos de Mancuello. Pero rápidamente evidenció dos problemas profundos. El primero, y más tangible, fue su falta de efectividad. José Moreno falló todas: las fáciles (el cabezazo que falló a los tres minutos de juego es insólito), las regulares y las difíciles. El segundo, su falta de intensidad, o tibieza, como le dicen en algunos barrios. Gimnasia, prácticamente sin generarle situaciones de peligro (antes del frentazo de Maldonado, hubo un zurdazo mordido de Piatti), casi que le puso los clavos en el cajón.
Porque cuando faltaba una hora de partido se palpaba que el vencedor estaba decidido. Y eso es para asustarse. Independiente volcó todas sus expectativas ofensivas en Moreno, y ya está dicho cómo jugó el colombiano. Encima, Montenegro estaba disperso, perdido, alejado del área. Todo el equipo fue demasiado light para el torbellino de ímpetu que mostró Gimnasia. Para peor, el Rojo no encontró reacción en el banco. Pepé Santoro también tiene parte de responsabilidades en no haber podido celebrar sus 67 años con una alegría: demoró la salida de Moreno (es cierto, en el banco no tenía a Van Nisterlooy, pero bien que el DT había pedido refuerzos y no llegó ni un punta nuevo) y le faltaron reflejos para sacar a un defensor y tentar un poquito al destino.
El equipo no esbozó ninguna reacción anímica vinculada al deseo de vivir otra semanita veraniega como la que acaba de esfumarse. Gimnasia, el puntero, le mostró de qué se trata. Y lo mira desde lejos.