LUCCHETTI SOLOS...
Burruchaga tocó el equipo, pero el fútbol no apareció. Sí lo hizo el arquero, que metió los dos penales (uno inexistente y otro polémico) que le dio el árbitro Ruiz.
¿Así que hacía falta una demostración de mano dura? Bueno, acá tiene: Bertolo y Bustamante al banco, el niño Pio que dicen que era su pichón intocable, también afuera. Es cierto, fue apenas una pincelada la que dio el técnico Burruchaga, pero le dio resultado. De esta manera, Banfield pudo sacarse el molesto polvo de una semana de peleas internas, de silencio colectivo del plantel y de malestar general en el club.Del otro lado, la mano no fue muy distinta: el 4-4-2 de Garnero bien podría traducirse en 8-2. Sí, todos a defender menos Leguizamón y Matos, que estuvieron demasiado lejos, aislados. Pellerano tuvo una pequeñísima gota para armar algo decente, pero le faltó un socio, porque Marcone estuvo más para correr y ensuciar que para mostrarse. Qué pobre...
De todas maneras, y pese a esos raros penales de Ruiz (sí, en el segundo tiempo dio otro conflictivo que Lucchetti volvió a meter), Banfield mereció irse con un poco más. Sobre todo porque cambió el espíritu: volvió a carecer de juego como ante San Lorenzo, pero esta vez al menos hubo cierta rebeldía para empujar, para ir a los tumbos, para tirarse al piso y dejar en claro que la crisis interna se había quedado dentro del vestuario. No es poco, pero deberá mejorar mucho, mucho...
*LAS IMAGENES