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Mostrando entradas con la etiqueta Fecha Nº 1. Mostrar todas las entradas
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GIMNASIA(J) 1 BOCA 2

VALE 3 PALOS
¿Cuánto pesarán al final estos puntos? Ayer Ortega jugó para Boca, que zafó con tres tiros en los postes y mostró su chapa para sacar un pleno en Jujuy.
La chapa parecía haberse quedado en Buenos Aires. La suerte, en cambio, esa fortuna del último campeón, se la trajo toda a Jujuy. Pero toda. Si no fuera porque el plantel viajó a Salta, era una noche para ir al casino y apostar unas fichas. Y seguro se llevaba algo. Como en el 23 de Agosto. Porque Gimnasia pegó tres tiros en los palos, porque Pablo Calandria despejó la que tenía que meter, porque Abbondanzieri dio varios rebotes y en el único que dio Pezzuti, Boca se puso 1-0... No hay manera de explicar por qué este Lobo urgido, que salió a comerse a un timorato rival, que jugó mejor hasta que le convirtieron y que fue más a pesar de los nombres y economías de uno y otro, no ganó en ésta cancha en la que el torneo pasado sólo cayó dos veces. La única razón que esta vez justifica la derrota es, justamente, la suerte del campeón.
Omar Labruna lo planteó con inteligencia. Entre Mateo y Montenegro se dividieron la marca de Román (y de a ratos lograron anularlo), Ricky Gómez y Busse manejaban el medio detrás de Forlin y Ferradas complicaba por los laterales. Le faltó, entonces, que la última de Calandria entrara antes, en alguna de las tantas que tuvo. Tuvo todas en contra el pibe de Ituzaingó: desaprovechó los rebotes que le dejó un Abbondanzieri errático y lo hizo lucirse para sacar con una mano un disparo suyo que se desvió en Forlin. Y hasta despejó, literalmente, el buscapié de Gómez con destino de red.
Boca fue un equipo bipolar. De a ratos fue el campeón, mostró los lujos y chiches del equipo que, aun sin regalar nada, fue campeón en el 08 y regalando fútbol en el verano. Pero durante muchos minutos fue un equipo de barrio, con todos sus muchachos intentando meterse por el medio de una firme defensa de tres, obsesionados con el juego individual, pateando al arco desde los lugares menos apetecibles y con compañeros mejor ubicados para hacerlo. Desconocido, sin juego, parecía extrañar a Battaglia y por qué no las subidas de Dátolo por la izquierda. Si hasta el Pato se contagió de esa especie de doble personalidad del campeón: alternó errores de novato con tres atajadas fenomenales que ayudaron a entender por qué Boca se llevó los tres puntos habiendo sido menos.
Así, Boca terminó de darse cuenta de que no había forma de perder este partido. Si con todos los permisos que se dio y que le dio a Gimnasia, aún no perdía, sólo faltaba embocar un pleno. Y fue otro tiro de Gaitán (después de un pase de Riquelme) desde media distancia el que aprovechó Noir (bien en el pique para anticipar a Pezzuti) para que el equipo de Ischia hiciera saltar la banca. Así, con la suerte ya echada, sí apareció la chapa del campeón, guardada en algún baúl para este viaje a Jujuy: salió el taco-toque de Román (uno de sus marcadores ya no estaba en cancha y el 10 participó en los dos goles) y la definición de Viatri. Entonces, quedó justificada la victoria. Y también una pasadita por el casino, claro...


VELEZ 0 INDEPENDIENTE 0

-9
Bajo el solcito, Independiente y Vélez se deshidrataron buscando un gol. Les faltó pisar el área: ¡Pavoooone!, ¡Larriveeeey!
Cuenta la leyenda que, de los laberintos, sólo se puede salir por arriba. Pues bien, en el laberinto de espejos de Independiente y de Vélez, lo que estuvo arriba -en verdad- fue el principio del problema. Y entonces, como en los viejos parques de diversiones, las figuras que allí se reflejaban atentaban contra la realidad visual. El gordo es flaco y el lindo es feo. Aunque, en el Ducó, en Parque Patricios, el 0-0 fue 0-0. Y sin espejismos. Porque adelante, porque arriba justamente, no estaba la solución. Los delanteros de área, especie en extinción, parece que no se consiguen por estos pagos. Bah, aparecer, aparecen. Sólo que ahora hay que repatriarlos. Y pagarlos como nuevos. Todos son geniales a 12.000 kilómetros de distancia. Así, Mariano Pavone, suplente en un Betis que pelea el descenso, es asemejado a Jesús salvador con esa barbita registrada. Y Joaquín Larrivey, postergadísimo en Cagliari, ya es Van Basten en la Euro 88. Claro, hace 20 años, el Rojo y el Fortín no admitían espejitos de colores... La salida, convengamos, ahora y siempre, seguirá estando en el área. ¿Y por casa cómo andamos? -9...
Resultó un partido explicable a base de ejemplos. Poco cambió la cosa con respecto al Apertura. Las carencias se mantienen atornilladas a la tabla. ¿Por dónde empezar? El primer tiro al arco de Independiente fue un testazo frontal de Fredes que terminó a cinco metros del travesaño. Y eso no fue lo peor. Sucedió recién a los 41'... El propio Fredes, extrañamente, terminó la tarde en el área chica resolviendo los esporádicos avances a puro rebote. Sí, anarquía. O falta de rumbo. Núñez, el bomber, se mostraba a 30 metros de Montoya, a mera bomba; Montenegro, oscilando entre ser capitán, técnico en cancha y enlace-punta; Sosa, jugando de Sosa; y Gandín sentado en el banco tras una hora sin GPS. Higuaín, para cerrar con la carta ofensiva (con franqueo a pagar) fue el botón de la muestra. En un mismo metro cuadrado fue enganche, cuarto volante y extremo izquierdo. En esa coyuntura, el más ofensivo fue Tuzzio. Sólido en los cruces, dándole de punta y para arriba, y levantando los únicos y tibios aplausos (a pesar del penalazo a Moralez) de la colmada popular. Vélez, que encima no se desordenó en el fondo, y algo más picante a fuerza de dólares, sólo aparentó ser equipo de pretemporada. El multicampeón económico, con la onerosa presentación de Seba Domínguez y Maxi, buscó el arco. Y mucho. Así, otra vez arroz, Assmann sacó cuatro goles hechos. El doble enlace (Moralez-Ocampo) funcionó pero desde el hágalo usted mismo. Y el charrúa López, goleador de amistosos, cuando se decidió a salir del offside, tuvo la más clarita aunque su penal reventó el palo (como un posterior tiro libre de Ponce que dio en el ángulo, otra pelota parada). La entrada de Nanni para romper el cero resultó una vuelta al pasado. Y que el Rojo primero raspe y después juegue fue otra regresión. Pero el punto suma. Para la manguera de Santoro. Para la imagen de Gareca. Saben que lo mejor puede estar por venir. Hoy continúan en -9. Y encerrados en su zigzagueante laberinto de necesidades.


RIVER 2 COLON 2

SOMOS TODOS BURRITOS
El "Orteeega, Orteeega" fue otra vez el grito de guerra para un River que, con dos goles de ventaja y un jugador más, estaba para enamorar pero le empataron sobre la hora.
Ese apellido se transformó en un grito de guerra, en un pedido que al mismo tiempo sirve para reclamar sin ser tan hiriente (al menos literalmente) como un insulto. Fue inevitable que se escuchara en ese final de historia repetida, que no era el que le correspondía a los 90 minutos previos al zapatazo de Prediger. Por eso, después de muchos más aplausos que silbidos en la despedida, el "Orteeeega, Orteeeega" retumbó de arco a arco y cerró una jornada que justamente había arrancado con el mismo grito, con el mismo reclamo, con la misma añoranza por el ídolo que no está.
Los amagues, vaya paradoja, que River le hizo al regreso del jujeño habían elevado la temperatura de los hinchas en la previa al debut. Pero como en cada inicio de campeonato los hinchas coparon el Monumental con ánimo positivo, sin importarles que durante el verano el equipo no logró enterrar la malaria. Obvio que la calentura estaba y la descargaron luego de la improvisada presentación de Gallardo y Fabbiani, los refuerzos que fueron bien recibidos desde las tribunas y a los que despidieron con un lógico "Orteeeega, Orteeeega", no para rechazarlos a ellos sino para que lo escuchen los dirigentes que se entregaron solitos a las fieras al querer mostrar las caras nuevas, cuando no estaba justamente la cara que más esperaba encontrar el público.
Igualmente, gracias al nivel que fue mostrando el equipo con el correr de los minutos, el recuerdo del Burrito pasó a ser una simple anécdota, un mensaje que apenas se mantenía vigente en un par de banderas que recordaban cuánto lo extrañan. Entonces, durante el partido nadie se acordó del jujeño y todo se transformó en aliento, en alaridos ante cada quite de Nicolás Sánchez, en aplausos para las gambetas de Buonanotte y para la incansable entrega de Radamel Falcao. Así, los jugadores se fueron al descanso y no escucharon los habituales insultos de los últimos meses del 2008. Esta vez las puteadas fueron pocas, como para no perder la costumbre, y dirigidas ¡al árbitro!
Como una novia que perdona los errores del pasado y vuelve a entregarse, los hinchas hasta regalaban oles ante el toqueteo que encontró el punto G en la jugada del 2-0. Y todo parecía tan rosa que los plateístas de la San Martín enrojecieron sus manos para reconocer a Rosales, Cabral y Buonanotte cuando fueron reemplazados. La fiesta completa (en la tribuna y también en la cancha) estaba armada como hacía tiempo no se veía en el Monumental. Fabbiani y Gallardo la disfrutaban desde un palco. Cerquita de ellos, Felipe Solá también gozaba y se imaginaba los afiches de campaña abrazado al Ogro, al que definió como "el político más hábil y candidateable".
Pero... Sí, desde hace rato en Núñez no se pueden sacar la maldición del pero. Entonces, el vals (un baile tranquilo, sin lujos, que puede sonar exagerado, pero a esta altura que River esté 2-0 arriba...) se sacudió con un zapatazo de Capurro, aunque nadie se asustó demasiado. Un rato después zapateó Pedriger y la fiesta se mudó de tribuna. Para los locales se transformó en un tango sufrido, nostálgico, lleno de melancolía y una sola palabra creó la letra completa, con estribillo y todo. "Orteeeega, Orteeega" cantaron los hinchas calientes por los dos puntos que se escaparon y desilusionados porque el ídolo sigue en Mendoza.
¿Todavía quedan chances de que regrese antes de julio? Tras las frustradas y desprolijas negociaciones de la semana pasada, ayer los dirigentes repitieron y aseguraron que la de Ortega ya es una historia archivada. Sin embargo, por lo bajo no descartan que consigan el dinero necesario para que el ídolo vuelva ya a Núñez y así su nombre deje de ser un grito de guerra y se transforme en uno de aliento.


ESTUDIANTES 0 CENTRAL 0

PINCHA PERO LE CUESTA CORTAR...
Estudiantes volvió a sufrir su falta de contundencia. Como en la Copa, aunque esta vez sin un salvador.

Resultó casi una secuencia fotográfica del partido del miércoles, ante el Sporting Cristal. Las imágenes mostraron a un Estudiantes dispuesto a dar la vida por una victoria, yendo incesantemente, arriesgando, buscando de principio a fin los tres puntos. Pinchando por acá y por allá, pero sin filo para cortar. Esta vez ni con el ingreso de Ramón Lentini, el juvenil héroe que salvó las papas -y posibilitó la clasificación a la fase de grupos- contra los peruanos en la Copa Libertadores, Estudiantes logró abrir esa cerradura inexpugnable llamada arco contrario.
Y eso que apenas 15 minutos, los primeros del partido, fueron los que demoró al equipo de Astrada en tomarle la mano al desarrollo. Luego de aquel cuarto de hora, en el que Central amagó a imponer ese pentágono que Alfaro plantó en el medio -con la idea de que Franzoia desbordara por derecha para que Choy apareciera sorpresivamente por el medio, mientras Caraglio se llevaba la marca-, el Pincha se adueñó de las acciones, de las intenciones aunque no de las emociones. Si bien tuvo algunas jugadas de gol, incluso un penal no sancionado por Maglio contra Boselli (agarrón de Pablo Alvarez), no logró generar situaciones de ésas claritas que hicieran revolcar de palo a palo al arquero. Pero las tuvo. Un par de la Gata Fernández, otro tanto de Boselli, un tiro libre de Verón que cerró justito Ribonetto.
La impresión que daba el partido era que se jugaba de un solo lado, porque mientras uno iba e iba, el otro cada vez esperaba y se agrupaba más. Y mejor, vale la pena reconocerlo. Porque Central se fue conforme con este punto que suma más que uno con la derrota en paralelo de Racing contra Lanús, y entre sus méritos está haber dejado seco de iras a su rival, que en la parte final del partido llenó la parrilla con todo lo que tenía a mano. Y ahí radicó la gran diferencia con la secuencia fotográfica del partido del miércoles ante el Cristal. Esta vez, la última foto, no fue gol.


GODOY CRUZ 1 BANFIELD 1

UNA DE IBAÑEZ MENTA
Banfield vivió una película de terror. Tuvo todo para ganarle a Godoy Cruz: Silva inspirado, buen juego colectivo y un penal sobra la hora. Pero apareció Nelson y...
 
Raro. Y bastante fulero. Banfield pisó el Malvinas Argentinas, fue visitante con todas las letras, y jamás se asustó. Pero cuando caía el sol y tenía el triunfo en sus manos (o, mejor dicho, en los pies de Lucchetti), terminó de vivir en Cuyo una peli de terror. Una de Ibáñez Menta...
Fue más el Taladro. De principio a fin. El 3-5-2 de Burruchaga, quien siempre había perdido ante Godoy Cruz en Primera, resultó más ofensivo de lo que sus antecedentes entregaban. Salió a buscarlo de entrada. Ahora sí, tenía con qué. El debutante Silva estaba on fire. Se hizo, desde el vamos, eje de un ataque de movedizos que comenzó por hacer figura a Ibáñez aprovechándose de un Febo que le jugaba en contra. Aunque sus planes debieron reacomodarse luego del zapatazo que Sigali embocó tras córner de Encina. Los centrales de Banfield todo lo permitían...
Por suerte, de mitad de cancha hacia arriba, la historia de Banfield era muy distinta. El 1-1, obra de arte colectiva, fue un claro ejemplo. El charrúa Fernández movió la cintura por la izquierda (zona liberada de Tomba entre las dudas de Vallés y las subidas del Sapito) y tocó adentro, donde Erviti asistió de taco para el montevideano Silva. Mano a mano, sabia definición. La única que Nelson Ibáñez no podría detener...
El esquema de Godoy Cruz parecía prometedor. Aunque Figueroa no terminaba de enganchar nunca, sus puntas no acababan por exprimir a los del fondo y Lucchetti, así, tenía todo el tiempo del mundo para pensar en un final feliz. Ese 4-3-1-2 no conformó. Y Banfield fue por su Oscar. Basta de ser actor de reparto. Bertolo pasó a carrilear por derecha y Erviti fue el mejor enlace para la dupla que cruzó el charco. Pero Fernández se llevaba la bola por delante y SS no encontraba su doblete.
Parecía que Burru compraba el punto. Parecía. Movió bien el banco. El regresado Raymonda guardaba la pelota, el cafetero James Rodríguez se tiró de mediapunta y Broggi aguantaba los trapos. Hasta que el guión comenzó a quemarse. En la hora, Rodríguez abrió con Broggi, quien ganó el área y se dejó foulear abajo por Ibáñez. Penal para Lucchetti, un especialista que, de tanto soñar, no rompió el arco y pensó en colocarla junto a un palo. Ibáñez se jugó la vida. Y también se la perdonó al Laucha evitando la contra. Vaya the end...


LANUS 3 RACING 1

CANDIDATOS
Lanús desplegó fútbol como para pelear arriba; mientras Racing, que arrancó mejor, se fue hundiendo y va a sufrir.
 
Racing necesitó apenas siete minutos de los mil ochocientos y pico que jugará en este campeonato para darse cuenta de que otro año más tocará sufrimiento. Porque hasta ese fatídico minuto siete era mejor que Lanús; no sólo era mejor, le ganaba con un golazo de Lugüercio, la mayoría de las pelotas pasaba por Yacob, quien distribuía con criterio, Falcón enganchaba desde la derecha, los laterales subían... En fin, Racing controlaba el partido. Y hasta se podría haber puesto 2 a 0 por una llegada al vacío de Falcón. Pero... Cuando se nace para sufrir, no hay nada que hacer: se sufre. Y hoy, y desde hace rato, Racing es un sufrimiento.
No se trata de quitarle méritos a Lanús y echarle la culpa a la suerte. Pero al empate Lanús llegó sin buscarlo. Primero colaboró Campagnuolo con dos despejes de manos de papel, la pelota terminó en el córner y Falcón cometió un penal al que mejor no ponerle calificativos. Así empató Lanús, así empezó a morirse Racing. Porque la confianza cambió de lado. Los chicos de Lanús se pusieron a jugar como saben, de a ratitos, sin necesidad de explayarse demasiado, como regulando, total les era suficiente. Yacob ya no era el dueño de la brújula y las esperanzas de Racing sólo pasaban por la inspirada noche de Lugüercio, que siguió peleando, insistiendo y complicando hasta con el partido definido.
Tanto le costaba a Racing generar peligro como poco a Lanús. No lo hacían mal los de Llop, la intención de hilvanar las jugadas, de desprender a los laterales y de formar sociedades estuvo a la vista, pero faltó cambio de ritmo, otra marcha. Lanús, en cambio, no necesitaba más que la inspiración individual, el saber de todos a qué juegan los demás (qué sencillo es escribirlo y qué complicado lograrlo) y en la generosidad para asistir al compañero mejor ubicado. Como lo hizo Lagos con Sand (la única que falló), como lo hizo el propio Sand con Blanco para el segundo gol. Como lo hacen todos. Y por eso Lanús confirmó que volverá a ser candidato. También lo confirmó Racing, bien pronto. Sus hinchas ya escucharon, en el partido inaugural, la burla de los rivales, que lo mandaron a la B o le auguraron la Promoción. Y no será cuestión de que los refuerzos le cambien la cara, será cuestión de que se la crea, que no arruine las buenas intenciones.


ARGENTINOS 0 ARSENAL 2

AGUA VIVAS
Técnico que debuta no siempre gana: el Bicho no pudo con el Arse. Igual, al menos mereció empatar.
No puede (y no debe) ser una historia triste este comienzo para Argentinos. Habría que tomárselo con esta filosofía. Que no hay nada más decepcionante que arrancar un torneo así, nadie lo discute, aunque siempre es saludable remover el agua y ver qué hay debajo de lo turbio. El 0-2 no fue un resultado mentiroso. Fue una farsa. De todas maneras, en el fútbol pasa como en la vida: gana el que hace goles, no el que tiene buenas intenciones... Y el que se llevó todo, en este caso, fue el más mezquino.
"Yo no soy Bielsa, soy Vivas", fue la primera frase que entregó el nuevo DT para que lo separaran quirúrgicamente de su mentor deportivo. Y no mintió. Si ayer hubiese copiado el manual de su maestro, podría haber encontrado la suerte que le fue esquiva: Argentinos nunca supo explotar los laterales, el famoso "abrir la cancha", esa idea antiquísima que muchos quieren jubilar aunque aún no haya surgido una fórmula más eficiente para romper a esos equipos que juegan a no perder o a cuidar lo conseguido. Porque Arsenal, por una falta tonta de Caruzzo a Leguizamón, se encontró con un penal cuando apenas iban dos minutos. Desde ahí, el local tuvo la posesión de la pelota casi en un 99% del partido. Esta cifra positivista también puede ser negativa: ¿qué hizo con el balón durante tanto tiempo? Ese dominio primero gustó, a la media hora generó incertidumbre y sobre el final hartó un poco. Toques para atrás, para el costado, para atrás, casi una réplica de esos equipos colombianos que de tanto mover la pelota se olvidan de que el arco está enfrente. El Bicho se conformó con esa potestad y, encima, fue demasiado pulcro, ordenadito, como esos pibes que van al colegio siempre bien peinados y con el delantal blanco inmaculado. ¿Y la rebeldía natural? Le faltó uno (o varios) que decidiera ir al frente, un descontrolado que contagiara al resto para romper a ese Arsenal que, con Sava expulsado, fue un equipo de handball: todos al borde del área.
Esta historia no debe ser triste: Argentinos, al menos, debió empatar. Porque esa muralla de enfrente tuvo fisuras, pero todo el que logró filtrarse se topó con Campestrini, quien en un futuro será arquero de equipo grande. Si no fuera por él, el final hubiese sido otro. La belleza del gol de contra de Yacuzzi justifica un poco el final. Apenas...


NEWELL`S 3 GIMNASIA LP 0

EL NEWELL`S DE LA GENTE
Lujos, toque, golazos, carácter... El equipo se mostró renovado, así como el estadio y los dirigentes, y los hinchas deliraron con la demostración ante Gimnasia.
La fiesta fue completa. Renovado el estadio, el cuerpo técnico, más de la mitad del equipo titular y, detalle no menor en Rosario, la dirigencia; el club fue refundado y en la tarde de su estreno ofreció un fútbol acorde a su historia. Con dos pibes del club -Formica y Sperdutti- como bandera de juego y justificación de una victoria lujosa y merecida; con Bernardi, proscripto con la anterior CD, de regreso para demostrar de qué color es su corazón. Este es un nuevo Newell's, y los hinchas que se lo arrebataron (legalmente) a Eduardo López hace unos meses se lo hacen saber a todos. Sí, es el Newell's de la gente.
Faltaban más de 30 minutos para el final, pero la identificación de los Leprosos con el equipo era total. El partido ya estaba liquidado. Los de Sensini cuidaban la pelota y la visita sólo intentaba evitar más rojas. Es que la Lepra ya había marcado la diferencia. En los pies de Formica encontró panorama, precisión y gol. Con Sperdutti hubo desequilibrio constante. El resto fue parejo, ordenado y ofensivo. ¿Si extrañó a Fabbiani? Algo, pero Armani al fin gritó en Primera, así que a nadie pareció importarle.
Lo de Gimnasia fue pálido. El planteo audaz desde lo posicional (con Rinaudo para bancar el medio y el resto de los volantes para generar) se extinguió rápido. La pelota era ajena. Y los delanteros estaban aislados. La presión constante de Newell's no facilitó las cosas. Por eso, aún cuando empataban, parecía que al local le faltaba sólo el último toque. Si Formica y Sperdutti marcaban el camino mientras la paridad se mantenía y el Lobo se agazapaba, en el complemento se encargaron de dar el golpe. Sperdutti lo mareó literalmente a Graff antes de la volea goleadora del lujoso mediapunta. Formica asistió de caño en el área a Armani en el segundo grito y liquidó la historia con una vaselina exquisita desde afuera del área. ¿Qué más pedirle a dos pibes que por primera vez arrancan un torneo desde el minuto cero?
Gimnasia tendrá que dar vuelta la página para no penar con el promedio. Newell's, no excederse con los festejos. Habrá que sostener la idea de jugar y ser agresivo a la vez, y en cualquier cancha. Para que sigan los lujos. Y la fiesta.


HURACAN 1 SAN MARTIN (T) 0

NINGUNOS SANTOS
El Globo lo durmió a San Martín con una avivada del Maestrico, un centro al arco de Toranzo y un testazo de Bolatti. Hubo muchos lujos en un juego de necesitados.
 
"Toque Globo", pedía una bandera que colgaba en la Miravé. Ese mismo toque que pregona Angel Cappa y que Carlos Roldán también les predica a sus jugadores. Lo hubo. Los ojos quedaron satisfechos por la prolijidad del juego, por intentar más allá de las imprecisiones lógicas culpables de una pretemporada. Huracán y San Martín jugaron como dos equipos que no estuvieran tan necesitados de puntos, casi sin arcos. Porque ese toqueteo no generaba peligro, ni era la búsqueda del inicio de ese ataque que nunca llegaba... La diferencia que le dio este valioso triunfo a Huracán fue una avivada que, salvando las distancias, arrancó como la de Maradona y Caniggia en el Mundial 1994, contra Nigeria: mano de Quinteros, el Maestrico González se apuró en un tiro libre sobre la banda izquierda, a Toranzo el tiro al arco le salió derechito a la cabeza de Bolatti y victoria. Aparece en el Globo la tranquilidad que le da sumar. Y se instalan la bronca y la preocupación en este San Martín que naufraga cada vez más en el descenso.
Por sus realidades, unos y otros quisieron mostrar mucho lujo cuando lo que se necesita es llegar, atacar, generar. Pastore tiene las condiciones para ser un fenómeno; sin embargo, cuando no abusa del tirar caños, entra en una laguna. La Paglia maneja los tiempos del Santo, se muestra y distribuye, pero está fuera de estado y le cuesta meter segunda. Nieto hace méritos para que Cappa lo saque en el entretiempo, De Federico falla antes de pisar el área... El Ratón Ibáñez no desborda, lo que mejor hace, y está a kilómetros de parecerse a Speedy González. El chileno debutante Canío también brilla por su ausencia y así el panorama se oscurece cerca de los arcos.
San Martín, que desde la pizarra (3-4-1-2) parecía que sería ofensivo, fue el que menos buscó. Encima, Villavicencio colaboró para que Pastore tuviera una de las más claras (lo atoró en la salida, se la quitó y el tiro de zurda rozó el palo). El Globo empezó como terminó el Apertura: ganando. Y lo hizo con el plus de intentar jugar como se lo pide Cappa: con toque. Las lunas, anoche, estuvieron alineadas para el pueblo quemero. Pero Angel tendrá que pensar que no siempre podrá ganar llegando tan poco al área rival. Porque ayer a Huracán lo terminó salvando una piolada, no ese "Toque Globo" que pedía, que suplicaba, la bandera en la Miravé...


TIGRE 1 SAN LORENZO 3

MATADOR
San Lorenzo le sacó lustre a su marca histórica y volvió a ganarle a Tigre como en el triangular final. No fue vistoso ni lírico, pero tuvo contundencia y mucho orden.

Cuánto encierra ese grito que se gestó en la tribuna visitante, el mismo que se trasladó a la cancha donde los jugadores de San Lorenzo se permitían un festejo medido, contenido, sin parafernalia, pero profundo. Tan hondo como el puño cerrado de Russo y esa patadita al aire para descomprimir la ansiedad acumulada durante el verano, que comenzó con ese madero sobre el lomo que significó perder la final del Apertura y que luego siguió molestando con el run run por las intermitencias en el grupo. Por todo esto, fue un debut convincente, por el rival, por la cancha, por haber manejado los tiempos del juego, por haber ratificado que son los originales Matadores, los que por designio histórico deben ser protagonistas, nunca actores de reparto.
Curiosamente se toparon los mismos que despidieron el anterior torneo con el trascendental triangular que le dio el título a Boca. ¿Cambió algo en el receso? Algunas cosas. En primer lugar, el equipo de Russo mostró una versión distinta: en cancha de Vélez, el Ciclón directamente aplastó a Tigre, con un primer tiempo casi de antología. Esa vez, cuando debía ampliar la diferencia, fue el team de Cagna el que se encontró con un gol inesperado. Ahora, la taba se dio vuelta: cuando los muchachos de Victoria se pusieron a tiro, el visitante lo liquidó sin despeinarse.
¿Qué mostró San Lorenzo para ilusionarse? Tuvo una pasmosa frialdad para manejar la pelota. No perdió la compostura en el inicio, cuando un par de descuidos podrían haberlo puesto nervioso. Hizo circular la pelota siempre hacia los costados: fue un circuito inconstante, sí; pero efectivo para adormecer a su oponente y luego lastimarlo. Otro punto de interés fue el regreso de Bottinelli a la cueva: un tipo que grita y que no tiene ningún prurito en pinchar la pelota cuando se viene el vendaval, suma. Sobre todo porque es imposible no fantasear con una dupla con Méndez, algo así como preparar el guión de una película de guerra con Rambo y James Braddock (Chuck Norris en Desaparecido en Acción). Y, por último, algo no menor: si San Lorenzo pudo ganar 3-1 sin vuelo futbolístico, sin brillo en el armado de las pelotas y sin los talentos en su mejor día, entonces cuidado cuando jueguen todos.
Tigre es el mismo de siempre: no compra, no trae y no anota grandes figuras. Cagna se les anima a todos con lo que tiene. Pero fallaron los volantes externos y, sobre todo, Castaño, que no acertó un pase y, además, se hizo expulsar como un nene de Novena. ¿El resto? tampoco entró en sintonía...
Así, San Lorenzo sacó chapa y mostró la papeleta: Matador hay uno solo.